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viernes, 3 de febrero de 2017

32 años son suficientes para...



32 años son suficientes para saber que me tropiezo con la misma piedra una y otra vez porque me da la gana y como no quiero ir a constelar porque me da trauma, sigo en las mismas.

Es suficiente para conocer que no soy perseverante y muchas veces tampoco soy consistente en mis metas personales, he intentado ser de todo, aprender de todo y no termino. Sí, aquí donde ven tengo una lista hecha y repasada de cosas que tengo que terminar, y para ilustrarles les dejo unas cuantas: diseñadora web, maestra reiki, cocinera -  pastelera y bloguera de tiempo completo, entre otras.



Tengo el mal de querer entregar las cosas super bien hechitas y en eso me tardo mucho más tiempo del planificado para las entregas, entonces lo que sucede es que entrego tarde. Eso es como dejar a Dios por Dios, perfeccionismo le dicen algunas personas. Me suele suceder con diseños metodológicos e informes, pero también cuando lavo los trastes, o pinto una mandala.

Y sufro de paciencia, mucha paciencia, muy pocas veces se me ha agotado entonces cuando eso sucede la gente se siente muy mal conmigo porque unas simples palabritas con énfasis y una cara que yo no me he visto, les agrede.



A esta edad a veces me la paso procastinando y postergando las cosas que no me gusta hacer: una plática incómoda, una lectura necesaria, una llamada importante... lucho con esto cada día y quiero ser más eficiente, pero supongo que antes debía reconocerlo y en PÚBLICO para que no me quede duda a mí misma que ya sé de mis propios males.

De un tiempo acá soy desordenada y eso me pone de un bate. Me gusta el orden, lo intento, pero me ha costado mucho. Dirían en el lenguaje de la espiritualidad y la paz mental que así está mi mente, a lo mejor así es. Pero me gusta arreglar, me gusta clasificar cosas por colores, tamaños, formas. Quisiera tener una casa bastante minimalista, que tenga lo básico y que no me quite aire, pero por ahora es un poco caótica, e intento que al menos el espacio de la bebita está despejado.

Eso sí, me encanta limpiar, mucho, mucho, muchísimo. Quieren verme enojada? Mandenme a un lugar sucio y con gente que le vale verga la suciedad, las moscas, el polvo. Me cuesta aflojar con eso, no cedo, me pueden joder el día de esa manera. El polvo me da calor, las moscas me dan asco, la suciedad me da enojo. Me gustan los lugares limpios, con olor a limpio, que se sientan frescos, que dan ganas de estar ahí. A veces quisiera decir: ¡Qué se caiga la casa!, pero luego me quiero acostar y hay un montón de moscas rondando mi cabeza (especialmente donde yo vivo que no sé que fenómeno hay ahí)... y se me pasa. Así que me levanto, limpio y me acuesto en PAZ.

O viceversa ;)

Ya no sueño con viajar a conocer Europa como lo deseaba secretamente en los años 20, me horror tanto atentado en zonas públicas donde asumo yo quisiera ir a curiosear. Y amarrado a eso tampoco quiero ir a estudiar al extranjero, con ver tanto ex becado desempleado se me pasaron las ganas. Y ya no quiero una maestría, qué pereza invertir 6 mil dólares para que te suban $ 100 dólares de salario después de 10 años de experiencia y un cachimbo de títulos. Nop, nel pastel.

Y tampoco quiero ser trabajadora social de tiempo completo porque es un gran desgaste físico y emocional que se compensa con salarios muy mal pagados, y créanme a los 32 años ya no quiero hacer nada por amor al arte o por amor a la comunidad. Me harté de eso. Si algo voy a hacer, será pagado, decentemente pagado, donde las horas correspondan al salario y donde no me llame ninguna madre de familia preguntándome por su retoño a las 10 de la noche. Ya tengo mi propia hija, debo ocuparme en ella, y por supuesto que en mí misma.

Periodista? Comunicadora? No sé, si ahora hay una mega fusión y quieren que seas marketera-diseñadora-comunicadora de un solo, cuando son tres carreras separadas... ya el mercado laboral me va a hacer sufrir una crisis vocacional. Por el momento trabajo donde puedo y hago lo que sé hacer, lo que me gusta... eso me está dando para aprender otra cosa bien bonita que me dará de comer en el futuro próximo, muy próximo. Jum!

Y bueno, ya a este tiempo, no quiero editar esta entrada, así que se vaya, con una vibra bien pesadita, porque lo necesito.


Posdata: No más para bajarle el gas, quiero decir que amé el feliz cumpleaños que me cantó Juan en la madrugada, la sonrisa me Alicia al despertarse, el collage que me hizo la Tete en Facebook, la llamada de madrugada de mi hermana, la llamada de la Mache y de Vicente desde la yU.S.A, el queque que me hicieron en el trabajo, la llamada de mi Papi bello, los detalles que mi Mami tuvo conmigo durante todo el día. ;)


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